Debajo de mi flequillo estoy yo.
Me pasó la vida recolocando la chaqueta, ajustándome la correa y adelante.
Soy un trovador en busca de alimentos que engrsndezcan mi espíritu y apaciguen mi sediento caminar.
Se me llena la boca de planes y una bruja me aconsejó que los llevará a cabo. Me obligó a dejar de imaginarme saltando cascadas, que trepara alto y saltara... Con los ojos abiertos y el cuerpo en llamas.
Respiro el cambio y luchó contra mi propio León de la prisa. Respeto al tiempo. Me ha puesto aquí y ahora aunque lo quisiera mucho Antes. Soy del destino y su dedo acusador.
Soy ahora, una huella más por el mismo sendero que cientos, pero alguien notará la diferencia.
Paz.
Manuel Blanca, una barba y cien sombreros
Lo que pidiese, porque aunque no he tenido muchos ni muy buenos referentes familiares, me he ido formando en el arte de la ocupación y sé lo importante que es que, vayas donde vayas te hagan sentir como en casa. Vino con una Takamine y una maleta azul con ruedas, pero no la podía arrastrar porque el mango era muy corto, así que a pulso y a casa. Me pasé la mañana limpiando mi desastre, organizando y perfumando. Abrazo de bienvenida y a la playa, que sin pensarlo como por inercia, hice que viera el mar, que eso a los Madrileños.. en fin.. Manuel vino hablador, y yo que tampoco me quedo corta, solo supe callar y escuchar todo lo que tuviera que contarme, porque me gusta aprender sin la prepotencia Europea entre los dientes. Milanesa y luego café frente al mar, en un asiento bajito de Paradesha Mandala, un barecito nuevo de mi pueblo, muy místico que huele a café, incienso y calma. La promesa de una foto al mar antes de irse y a ensayar.. Fácil, como con costumbre, con clari
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Ahora cuéntame tu... o si eso nos tomamos un café...