Manuel Blanca, una barba y cien sombreros



Lo que pidiese, porque aunque no he tenido muchos ni muy buenos referentes familiares, me he ido formando en el arte de la ocupación y sé lo importante que es que, vayas donde vayas te hagan sentir como en casa.

Vino con una Takamine y una maleta azul con ruedas, pero no la podía arrastrar porque el mango era muy corto, así que a pulso y a casa. Me pasé la mañana limpiando mi desastre, organizando y perfumando.

Abrazo de bienvenida y a la playa, que sin pensarlo como por inercia, hice que viera el mar, que eso a los Madrileños.. en fin..

Manuel vino hablador, y yo que tampoco me quedo corta, solo supe callar y escuchar todo lo que tuviera que contarme, porque me gusta aprender sin la prepotencia Europea entre los dientes.

Milanesa y luego café frente al mar, en un asiento bajito de Paradesha Mandala, un barecito nuevo de mi pueblo, muy místico que huele a café, incienso y calma.

La promesa de una foto al mar antes de irse y a ensayar..

Fácil, como con costumbre, con claridad y la elegancia que da el confiar.

Mil horas con sus respectivas mil vueltas en coche.. Benidorm, Dani, Candy, Yamila.. Alicante. Y al refugio..

Empieza sin saludar.. Revolver.. y su reivindicativa esencia.. Blanca con su gorro gris...

Últimamente no veo muchos conciertos, siempre que dispongo de una franja horaria fuera de mi rutina es por conciertos míos, así que siendo espectadora se ve todo desde otro punto y otra calma.. y sabes qué pasa cuando pasa algo.. y qué piensa cuando piensa algo, y qué estado de anestesia cuando está dentro..

Vi un concierto de alguien nuevo. Las canciones de Blanca son de letra sencilla, que dicen lo que quieren decir, que van en clave positiva en su mayoría, y las que no, hablan de la sensibilidad de un hombre y sus historias, y esa forma suya de contarlas, una guitarra preciosa de un color que va hacia anaranjado y eso ya me encanta.. Aunque usó una Taylor que , aun mas si cabe, llenó las canciones de vida propia.

Me encanta que la gente llene de huellas mis guitarras, creo que siempre se le queda un poco de esencia de la persona que la toca.

Hay por España un serie de individuos fácilmente reconocibles, que andan con las manos en los bolsillos o a la espalda, que tienen la inocencia absoluta en los ojos y que hablan con la calma de quien entiende el tiempo y sus procesos.. Cuídenlos, porque esas personas son las que salvan al Mundo, las que nos salvan de la locura de la realidad en demasía.

Protejan a la gente que se sube a los escenarios y se expone y presenta sus historias y las cuenta a desconocidos solo para que éstos sientan.. Solo sientan..

Salven a los artistas...










                                           

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